Aguascalientes

A propósito de…

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Por Isadora

Hace pocos días un amigo de la familia me hizo favor de publicar un escrito que dediqué a aquellas mujeres que han sido agredidas por otras de su mismo sexo, específicamente en el ámbito laboral, ahora me he determinado a plasmar cotidianamente temas de interés que surgen en mi intelecto a partir de vivencias propias o de mis cercanos, definiendo titular la sección “A propósito de…”, espero que sea de su interés y agrado y con mucho gusto me encantaría leer comentarios, críticas y aportaciones a efecto de continuar redactando para ustedes.

En esta ocasión me gustaría comentarles, a propósito del inicio del mes de febrero, que me puse a hacer las cuentas típicas de las deudas que hay que cubrir por impuestos, seguros, entre otras cosas y de verdad que es muy preocupante la situación que vivimos la mayoría de los que no somos privilegiados; en mi caso, soy una persona que cuenta con dos empleos, en los cuales me retienen las contribuciones diligentemente, si quiero ahorrar un poco, me cobran por manejo de cuenta y el fisco otra vez porque estoy registrando un ingreso a cuenta bancaria y cada mes debo declarar lo poco que percibo en mi segunda labor, debiendo pagar a un profesionista para que me haga los cálculos correspondientes.

Si se fijan, es un dolor de cabeza, pues entre más trabaje uno más le piden que aporte al Estado, sea poco o sea mucho lo que se perciba y entonces ¿Cómo hacen las personas que tienen un empleo “malo”?, ¿Qué tienen que efectuar para poder cubrir el predial de su casa o el control vehicular, en el remoto caso de tener coche?;

No encuentro respuesta, la verdad es que aunque sea una morada básica o un carrito modesto, la cosa se pone difícil, hay que cumplir esos rubros y encima de todo afrontar que en cada tienda a la que vamos para sufragar nuestras necesidades básicas, están reetiquetando los productos, ya ni siquiera sé cuál es la canasta básica o si existe, los frijoles y las tortillas que se traducían en comida de “pobres” ahora parece un lujo, la gasolina ni se diga, el gas, el transporte público, etc., etc.

Cuando era más joven meditaba sobe porqué la gente no ahorraba, por qué no contrataba un seguro de vida, de automóvil, de gastos médicos; ahora caigo en cuenta, la realidad te absorbe y cuando menos piensas estás subsumido en una necesidad extrema de cosas a veces imposibles de tener, el grueso de la población apenas sobrevive con lo más elemental y obviamente esos conceptos son inalcanzables, se tiene que conformar con medio comer, medio vivir y medio cuidarse, la salud es un lujo total, el sistema “gratuito” es sinónimo de muerte básicamente y el sector privado está así constituido para quien pueda pagar una consulta de al menos setecientos pesos.

Me disculpo de antemano porque no es mi intención desalentarlos, pero quienes han vivido al menos el tiempo que yo o más, coincidirán conmigo en que cada vez ha sido más difícil afrontar la vida; sin embargo, mientras la tengamos no podemos dejar de hacerlo.

Mi propósito es que, en principio valoremos lo que tenemos, que exijamos más a quienes conducen nuestro Estado y el país y que aprendamos a ser honestos con lo que pasa a nuestro alrededor, creemos para las nuevas generaciones una conciencia de incentivación, que lejos de permitir ser un entorno limitado, trabajemos para que no consintamos que la salud, la educación, la alimentación y la seguridad, sólo sean temas que algunos dotados con privilegios disfruten.

Sobre todo, no demos las cosas por hechas, no juzguemos a nuestros semejantes porque no ahorran, porque no previenen o porque no hacen lo que nosotros con mucho esfuerzo tal vez podamos materializar, seamos empáticos con la gente que trata de subsistir día con día y sobre todo con aquella que encima de eso, vive con una actitud positiva, contagiémonos de ellos y si podemos seamos solidarios ante sus desventajas.

Les deseo muchas buenas vibras para su vida y la de sus seres amados.

 

 

 

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