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MEMORIAS DE LA CIUDAD

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“LA PASIÓN SEGÚN BERENICE”
Por Matilde Arteaga Duarte

Hace Unos días estaba viendo la película del cineasta aguascalentense Jaime Humberto Hermosillo: “La Pasión Según Berenice” y me pareció un documento del siglo pasado muy digno de compartirse con nuestros lectores no sólo de Aguascalientes, sino de otras partes de la República y del mundo.
“La Pasión según Berenice” es un testimonio vivo de nuestro paso por la historia como ciudad-estado. Dicho en otras palabras: la pequeña ciudad convertida en el centro neurálgico de una entidad, cuando comenzaba apenas a dejar los pañales de la provincia, para convertirse en la ciudad dinámica y moderna que ahora gozamos, padecemos y tenemos como tesoro y herencia de nuestros abuelos y también como legado para nuestros nietos y en general, las posteriores generaciones.
Pasan por nuestra vista imágenes de aquél Aguascalientes que dejó de ser, para dar paso al que es, pero con rasgos distintivos que nunca se han perdido y que caracterizan nuestra ciudad: la Plaza de la Patria, todavía con el paso de vehículos en su redondez; el sitio de taxis frente a Catedral y esos auto de alquiler verdes de modelos antiguos que muchos todavía recordamos. Mientras Pedro Armendáriz intenta a todos tiros obtener los favores de Martha Navarro, -protagonistas de la historia fílmica-, los ávidos cinéfilos podemos ver pasar escenas entrañables de nuestras calles, incipientes avenidas y paisajes que nunca volverán, aunque sigan ahí, aunque transformados por las necesidades y nuevas demandas de una creciente población.
Como en nuestra anterior entrega comentábamos sobre “las orillas” de la ciudad, ahora en este filme se observan claramente los límites de la ciudad. La avenida José María Chávez desembocando al Motel” La Jolla”,- donde se filmaron algunas de las escenas de esta película-, es un lugar que se observa todavía despoblado, con una que otra negociación como la agencia Volkswagen, pero en general, se ve lleno de matorrales y de flores silvestres y ni soñando se ve por ninguna parte el Teatro de Aguascalientes y mucho menos el Museo Descubre.
Por lo que toca a la Plaza Patria, todavía era Plaza de Armas y no tenía el pavimento causante de la desgracia de los tacones de muchas mujeres de nuestra ciudad y menos era culpable de las torceduras y dislocaciones de talones y de pies, a causa del mismo piso que se cambió en tiempos del gobernante Rodolfo Landeros Gallegos, quien también hizo colocar el águila real en la Excedra de la Plaza y le cambió el título por el de “Plaza de la Patria”, como hasta ahora se conoce.
En la contra esquina de este mismo lugar los protagonistas acuden a tomar un café, en un desaparecido restaurante que a nuestra memoria asombró cuando lo volvimos a ver en la película y que confesamos, ya no nos acordábamos de él.
Impresionante, también, la escena de los Ferrocarriles en la mítica Estación de Aguascalientes. El edificio principal, -que ahora es un Museo- era donde se compraban los boletos para el tren y ahí también contemplamos otra escena con el desaparecido Pedro Armendáriz y su pareja histriónica, quienes acuden al lugar para esperar un tren que nunca llega.
La casa de la novia de Pedro, aún existe. Es una residencia ubicada frente al Jardín de San Marcos, muy bella y arquitectónica, de construcción antigua y muy bella fachada. Así van pasando por nuestra vista calles de Aguascalientes entrañables. El viejo Parián, los negocios que ya desaparecieron en su contra esquina: “Bordados” y “Casa Roldán”, entre otros que ya no están.
Se aprecia la Academia Comercial Llamas, donde la protagonista daba clases a una camada de jóvenes que ahora, sin duda, ya son abuelos y que formaron parte de los extras de la película, que en otra escena memorable nos presenta a los actores en el desaparecido cine “Encanto” ubicado en la Avenida Madero , rodeados por algunos voluntarios que quisieron participar, entre los que reconocimos al querido extinto periodista Juan Francisco Acosta “El Canguro”, quien por espacio de cinco minutos “roba cámara” con su joven acompañante.
“La pasión según Berenice” fue la sensación cuan do se estrenó e los cines de Aguascalientes a donde los extras, una población ávida y provinciana, acudieron a verse y a ver su pequeña ciudad llevada a la pantalla por uno de sus hijos distinguidos: Jaime Humberto Hermosillo.
Vayan esas líneas como homenaje a dicho cineasta, a dicha población aguascalentense, a nuestra pequeña gran ciudad y a su gente progresista y amable, gracias a la que fue posible realizar un documento que trascendió su tiempo y ahora es una valiosa joya para entender y valorar el pasado de nuestra ciudad, así como su progreso y desarrollo, pero que también nos marca una muy visibvle línea divisoria entre el ayer y el hoy, entre lo que somos y lo que fuimos, entre lo que dejamos de ser en aras de un progreso que a muchos tomó por sorpresa y al que fue difícil acostumbrarse.
Sin embargo, la película de Jaime Humberto nos sigue dando identidad y orgullo de ser de Aguascalientes, en tanto que muchos otros testimonios de la época ya se perdieron. “La Pasión según Berenice” sigue vigente para beneplácito de las viejas y nuevas generaciones de aguascalentenses, al margen de que también es una joya del nuevo cine nacional, presentando un personaje complejo, contradictorio y desafiante que emerge de una sociedad quieta, provinciana y de “buenas costumbres”; una viuda, que finalmente deja en llamas la casa de su madrina al ser abandonada por su amante, pero como dicen, “esa ya es otra historia” y podrán gozarla en los enlaces que por aquí dejaremos para quienes quieran ver escenas de esta memorable película hecha en Aguascalientes.

Checa el video:

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