Aguascalientes
EL CHICLE TIENE SUS ADICTOS PERO TAMBIÉN ES ODIADO
El mascar chicle algunos lo consideran un mal hábito; para otros es el recurso para disimular el mal aliento más si se trata de alcohol. Hay quienes lo hacen para engañar el hambre o reducir el estrés, pero entre todas las atribuciones a considerar, destacan sus riesgos a la salud y hasta el medio ambiente.
Se estima que el consumo de chicle por persona al año en México asciende a medio kilo. Lo cuestionable es que al desecharlo muchos lo hacen en el piso o lo pegan en bancas o algún lugar inmediato. Otros desconocen que tragarlo puede causar alguna obstrucción intestinal y permanecer por días y semanas o más, antes de ser expulsado del organismo.
Beatriz Campos, encargada de Manejo de Residuos de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, explica que por el tamaño del chicle, se podría pensar que no provoca daño alguno, pero si se considera toda la cantidad que se adquiere y consume, debería preocupar a todos.
“Lo ideal es que el chicle fuera al relleno sanitario pero no, lo tiran al piso, lo pegan. Un chicle tarda como cinco años en promedio en degradarse”.
Cuando un chicle queda en el piso, los efectos del sol hacen que derrame las parafinas y gomas que contiene, provocando manchas que jamás se eliminarán.
Pero también está el caso del daño ambiental. Karla Macías, encargada del Sistema de Gestión Ambiental de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, explica que un chicle en el piso es atractivo para las aves. Lo asumen como alimento, pero luego se les pega en el pico, afectando su alimentación y respiración, causándoles incluso la muerte.
Ambas especialistas mencionan además que dejar expuesto a la intemperie el chicle puede propagar las bacterias que contiene la boca del humano, en particular el estafilococo.
Otro problema es que la goma de mascar viene ahora mejor empaquetada con papeles de aluminio y encerados que tarda años en degradarse.
También sugieren la instalación contenedores de chicle, sobre todo en escuelas, restaurantes o cualquier centro de concentración de personas.
Ven complicada una legislación con respecto al chicle, por lo que consideran conveniente promover las buenas prácticas sobre su consumo y su disposición final.
Se estima que los principales consumidores de chicle son los estratos sociales medio y bajo. Hay personas que han desarrollado técnicas para mascarlo. La más criticada es la que denominan de tortillera, aunque la que más altera la paciencia es cuando se truena y se hacen bombas.