Aguascalientes

VA NUEVO OBISPO POR LA UNIDAD Y LA CERCANÍA CON LA FELIGRESÍA

Published

on

Juan Espinoza Jiménez se convirtió en el octavo obispo de la Diócesis de Aguascalientes ante la presencia la comunidad religiosa, autoridades civiles del Estado, invitados especiales y representantes de la Nunciatura Apostólica que certificó ante el Vaticano la llegada del prelado.
El primer punto territorial de la Diócesis al que arribó procedente de Michoacán, fue la población de Encarnación de Díaz, Jalisco. De ahí se trasladó a la Catedral de Aguascalientes donde el repicar de las campañas anunciaron su presencia mientras era recibido por el Cardenal de Guadalajara Francisco Robles Ortega.
Con Juan Espinoza se abre una nueva era en las relaciones de la Iglesia con su pueblo, pero también de la Iglesia con el Estado y otros entes. “Hay muchos ambientes en los que no hemos estado como Iglesia o hemos estado muy poco: los ambientes políticos, de maestros, de jóvenes universitarios, enfermeros, médicos, jueces, empresarios, comerciantes, gremios de trabajadores y campesinos; y hoy tenemos el gran desafío de llevarles a todos ellos la buena nueva del Evangelio”, expresó en la ceremonia realizada en el Centro de Convenciones de la Isla San Marcos.
Pero también llamó a la comunidad eclesial a ser misioneros alegres, creativos e intrépidos. Salir a las periferias a evangelizar y también a recuperar a los fieles que abandonaron a la Iglesia Católica o se mantienen con poco compromiso o vivencia de su fe por algún maltrato, la falta de testimonio o una inadecuada evangelización, entre otros motivos.
A los sacerdotes pidió estar reconciliados, libres, despejados del pecado y transitar por el camino de la santidad.
Identificó que hoy la sociedad se ve asediada no sólo por la pandemia y sus graves consecuencias sino también por muchos otros males: el individualismo, la injusticia, el consumismo, la ambición, la falta de respeto a la vida, la indiferencia, la inseguridad, la desigualdad, la pobreza y la violencia desenfrenada, entre otros males.
Ahí, Alberto Suárez Inda, Arzobispo emérito de Morelia, pidió la unidad, que haya un sólo rebaño y un sólo pastor, lo cual no quiere decir uniformidad absoluta o que se tenga un régimen militar en la Iglesia.
“Los humanos tendemos a la rivalidad, a crear divisiones. En la sociedad y en la misma Iglesia nos cuesta trabajo construir puentes y derribar muros. Es también un don de Dios y responsabilidad nuestra, tratar de conseguir y mantener la unidad a través del amor y del perdón”, subrayó.

En tendencia

Salir de la versión móvil