TERMINA LA FIESTA CON TAMALIZA

La jornada de la gula que se inició en la época navideña, concluyó este 2 de febrero con el pago en tamales que hicieron a quienes les salió el mono en la rosca de reyes.

El Instituto Cultural de Aguascalientes celebró por primera ocasión la Fiesta de las Candelas, donde se agotaron mucho antes de lo esperado, los más de 14 mil tamales y los mil litros de atole que ofrecieron 24 expositores con sus recetas de familia.

Hubo tamales con guayaba, verdolagas y salseados; otros que rayaban en la extravagancia y entre los más buscados, los coloraditos que decían tenían sabor a rancho.

Mayte Esparza, encargada del programa de Cocina Patrimonial considera necesario rescatar y promover los platillos que son propios de Aguascalientes, porque, aunque haya quien lo dude, esta entidad sí tiene manjares que le identifiquen como nativos.

Refirió que, desde su origen, Aguascalientes ha sido punto de tránsito; por ello los cueritos de cerdo y verduras en conserva, las semillas y los ajos, entre otros, han sido ingredientes propios.

Ningún estado le pone curtidos a las enchiladas. Aquí se le agregan también crema, queso o requesón y fritura de nopal con papa.

Entre otros productos típicos está una amplia variedad de condoches, la masa loca y aquellos guisos que llevan guayaba y uva.

“Lo que tenemos como falta de identidad gastronómica no es eso, sino más bien es falta de conocimiento, de investigación y valoración porque hemos tenido muchos estigmas sobre la cocina que hay que empezar a desdibujar”.

Anticipó que entre los próximos festivales gastronómicos que se desarrollarán en la Casa de la Cultura será uno de comida de primavera, otro de platillos de cuaresma y en la Feria de San Marcos de cocina típica de Aguascalientes.

Mayte Esparza asegura que en el paladar de las actuales generaciones hay interés por el regreso de la cocina tradicional al considerarla más sana.  Incluso estima que la popularidad de la cocina gourmet no es una amenaza, porque la cocina típica apela al sentido de nostalgia y añoranza. “Son sabores que nosotros ya reconocemos”, concluyó.