SON HÉROES EN LA FERIA

Sus jefes pueden contar una historia muy diferente, pero son las mujeres y hombres que barren a diario las calles, quienes sí saben lo que es de cansancio, la humillación y la poca paga.

Para todos ellos la Feria de San Marcos es la oportunidad única de llevar un sustento adicional a sus hogares. Por el mes que implican los preparativos, la celebración y conclusión de los festejos de abril y mayo les pagarán casi 6 mil pesos por 16 horas diarias de labor. Terminando la Feria volverá su paga semanal de mil 400 pesos.

En la calle Nieto está su punto de reunión, de alimentación y para organizarse.

Ana María y varias de sus compañeras hacían fila en un pequeño establecimiento donde les daban un plato con frijoles y un trozo de carne enchilada como desayuno.

“A los de la tarde les va peor porque además de esperarse para comer rápido tienen que asolearse”, dijo doña Juanita.

Tenían que lonchar en media hora antes de volver a tomar la escoba. El local demasiado pequeño, enojaba a muchos que preferían quedarse sin el alimento que les daban de la Presidencia y comprar una concha de dulce con Coca Cola o lo que les alcanzara con su presupuesto.

“Cubrimos cuatro turnos. Cada uno nos aventamos dos: de 7 a 3 aquí en todo lo que es la Feria y luego nos pasamos de 3 a 9 a limpiar otras partes de la ciudad. O bien, otros tienen el turno de 9 de la mañana a 3 de la tarde y de 12 de la noche y hasta las 7 de la mañana”, explicó don Jaime.

“Luego a nosotras que entramos temprano, borrachillos si nos dicen de cosas”, comentó Irma. “Todavía hay borrachillos que si nos dicen de cosas pero hay que callarnos”.

Entre la basura de la Feria, es posible encontrar un pesito o dos, a veces una cadena o arete. Señaló Rosa, quien lleva más de una década barriendo la zona de los festejos.

“Lo peor es encontrarnos botellas con miados… Vomitadas o la popó de la gente y eso es de todos los días y pos ni modo, hay que levantarlo”, expresó.

La basura más común en estos días de Feria han sido los cilindros de plástico, esos que canjean a los asistentes para evitar porten envases de vidrio. Esos desechos no los ven tan mal, sabiendo que pueden convertirse en dinero con su venta.