A 50 años de haber egresado de la Escuela Normal del Estado, Martha Lilia Sandoval Cornejo decidió concentrar en un libro el sentir de sus compañeras como el propio, en el que sintetiza una doble coincidencia: el núcleo familiar es muy importante y les es inalterable su religiosidad por  agradecer los dones de ser parte de la instrucción de varias generaciones.

Su vocación y responsabilidad ha trascendido cualquier reforma educativa o propuesta que tenga ese tipo de intenciones. “La Normal quizá no me dio todos los elementos pero yo voy a estudiar más: voy a hacer una licenciatura, voy a seguir estudiando una maestría, me voy a estudiar para atender a niños con necesidades especiales”.

Además de la docencia, Martha Lilia Sandoval se dedica a la literatura y a promover la lectura.

“Fuimos unas generaciones que no conocieron el bullying. Que no conocimos tampoco grandes castigos. Yo no me acuerdo tampoco nunca de una expulsión que se hubiera hecho pública para todos o castigos fuertes de dar de baja a alguien por un determinado tiempo. No, había como una cierta relación de amistad y como un acuerdo tácito de ir apoyándonos unas a otros y como ir aceptando también ciertos retos de la modernidad”.

La inestabilidad laboral es ahora para el magisterio, un punto vulnerable para su tranquilidad y de cierto modo, llega impactar en la calidad educativa.

“Eso genera como mucha frustración, mucha inquietud. Yo creo que roba mucha energía, mucho de lo que pudiera estarse trabajando cada quien individualmente para forjar su propio estilo de trabajo, sus propias estrategias. Se va mucho en eso en ver de cómo le voy a hacer para tener trabajo o no… voy a tener trabajo de aquí en adelante”.

En cuanto a la falta de respeto que muestran algunos alumnos a sus maestros pero también a sus propios padres y en general sus mayores, considera que el problema comienza desde el hogar.

“La pérdida de respeto se debe a varias facetas que entran en juego, entre ellas sí hay una pérdida de educación inicial en los hogares”.

Pero también está el hecho de que medios de comunicación ganan terreno frente a la oferta educativa porque son muy atractivos, desde distintos puntos de vista, y para competir con ellos se requiere de una transformación y adaptación. “Se tendría también que estar como más enterado de cómo está funcionando la niñez, qué resortes son los que se pueden manejar, que cosas son las que empatan también mucho con los niños”.

Hoy el reto es demostrarles que no es que les tengamos que enseñar sino que también estamos dispuestos a aprender de ellos, Concluye Martha Lilia.