En el PRI varios asumieron la reciente visita de su actual dirigente Claudia Ruiz Massieu como la muestra de la descortesía, la falta de oficio político y la resistencia tanto de ella como del grupo político de Carlos Lozano de la Torre, a dejar de imponer las decisiones a lo interno y mover sus influencias para que las cosas se den a sus conveniencias.

“Se está fraguando el desahuciar al PRI… a aniquilarlo”, fue la opinión de un priista de trayectoria que fue consultado para dar su opinión sobre los resultados de esa resurrección que pretende el partido en México y que precisamente tomó el “toro por los cuernos” en Aguascalientes.

La fractura que padece el PRI localmente se ahondó en lo que se denominó el “Diálogo con la Militancia”, donde no todos los militantes con capacidad de aportar al rescate fueron convocados y los que estuvieron a no todos se les cedió la voz.

La gran ausente fue la candidata recurrente, Lorena Martínez. Algunos comentaron que mide su distancia con Claudia Ruiz Massieu como con Carlos Lozano de la Torre, aunque hay quienes aseguran que previamente comieron en privado sin alcanzar acuerdos satisfactorios.

Algunas voces pidieron la renuncia de Enrique Juárez a la dirigencia del PRI, aunque otros con la cabeza fría proclamaron  que no era tanto que se cumpliera tal deseo, sino la remoción total del Comité Directivo Estatal.

La reunión que tuvo como sede el edificio priista de la avenida Adolfo López Materos, también se distinguió por el acarreo de porras. Para no perder el estilo, los coristas recibieron su torta y jugo. Unos eran movidos directamente por el Comité Directivo Estatal y otros por Víctor Vera, el eterno secretario particular de Lozano de la Torre y que con ello quería no saliera lastimado su jefe.

Los grupos excluidos coinciden en una demanda: la modificación del Consejo Político Estatal para que estén realmente representadas todas las fuerzas del priismo local y que deje de estar cooptado por los incondicionales y subordinados nominalmente.

Otro de los desafíos que tiene enfrente el PRI de Aguascalientes es frenar y revertir la desbandada de militantes. Son hasta 70 renuncias las que se están presentando mensualmente en promedio.

Entre los priistas comentan también que esa nueva era que se pretende con Claudia Ruiz Massieu no podrá alcanzar el objetivo porque se deja seducir por actores como Carlos Lozano, que nunca supo  ganar una elección y sólo se profundiza la falta de oficio político, de capacidad de negociación, de hacer política seria y de conseguir consensos.

Por si fuera poco, a las líderes seccionales les están dando el adiós al PRI. Ya no les sirven o bien las miran con los ojos de la traición, no obstante que son parte de las que dan al tricolor ese raquítico 14 por ciento de preferencia electoral en Aguascalientes.

Pero también suponen que en el PRI local se encarniza una batalla más con la elección del próximo año para renovar o reelegir las presidencias municipales. Creen que la lucha es entre mujeres y por ello, Lorena Martínez estaría apostando porque la candidata en la capital fuera Citlalli Rodríguez y Carlos Lozano de la Torre  propone a su esposa, Blanca Rivera Río, quien por cierto ya se promueve en diferentes escenarios, como recientemente fue en el Archivo Histórico del Estado, bajo el pretexto de la presentación de un libro a cargo de Felipe San José.

En las redes sociales algunos priistas hacen evidente su descontento. Quién sorprendió fue la ex dirigente local, Norma Esparza al referirse a ese encuentro de priistas como una “reunión con los traidores”. Y agrega: “vergüenza debería darles y no pararse en el sector del que por cierto se han beneficiado. Y hasta en primera plana, descarados”.