Aguascalientes
¿POR QUÉ TANTA VIOLENCIA EN IMÁGENES RELIGIOSAS?
Pareciera una contradicción que de origen, la Iglesia Católica prohibiera la idolatría a las imágenes y que ahora acepte diferentes representaciones de cristos, vírgenes y santos en los templos.
El sacerdote Carlos Cervantes Blengio, profesor de teología en el Seminario Diocesano, refiere la adaptación que se ha tenido que experimentar, aunque puntualizó que se es cauteloso de no permitir caer en fanatismos y en excesos.
Es de destacar que varias de las representaciones que se hacen en algunas figuras son con violencia extrema: profundas heridas, degollados, lanzas que los atraviesan o simplemente cristos bañados en sangre.
Cervantes Blengio admite que algunos realmente imponen y hasta provocan sugestión desde el punto de vista humano. Sin embargo, y en el caso del Cristo en la Cruz, recomendó tener en cuenta el significado teológico.
“Hace falta una visión profunda, teológica para tener en cuenta que lo importante del acto de Dios no es tanto el derramamiento de sangre sino el amor y en esta vida la mejor manera de mostrar un amor auténtico es a través del sacrificio. Ama más aquel que da la vida por el amigo”.
Agrega que desde el auge del barroco, las imágenes religiosas se mostraban con un nivel de violencia extrema.
Y fue en estas tierras donde a la representación de Cristo se le agregó una llaga que pocos saben de su significado, y es independiente a la de la corona de espinas, de los clavos en pies y manos y la de su costado.
Se trata de la profunda herida en la mejilla izquierda, que significa el beso de la traición de Judas.
“Un beso es el signo del amor en todas las culturas. Pero en este caso se vacía de su significado y queda desprovisto de su valor para quedar como el de traición. Es el signo de ese dolor, de la traición”.
Carlos Cervantes explicó que la Iglesia Católica coincide con la idea de que la verdadera revolución que ha tenido en México fue la encabezada por los primeros evangelizadores que se encargaron de convertir a los pueblos.
Tal referencia es al considerar que se trató de un evento cultural de primer orden al traer la lengua española y la fe.