Aguascalientes

PARQUE TRES CENTURIAS DEJÓ DE SER DE INTERÉS PARA LOS AGUASCALENTENSES Y VISITANTES

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Dice José Garay, comerciante por 11 años en el Parque Tres Centurias, que ese sitio turístico ya se acabó y no tiene futuro.

Y es que dejó de ser interesante para los aguascalentenses, no obstante representar un valioso legado de la historia local. Tanto los nativos como visitantes señalan que el personal que atiende carece de trato. Nunca mejoraron ni incrementaron sus atractivos.  Sólo se han cuidado las aguas danzarinas. Las demás, que no operan debidamente, cuentan con agua verdosa.

El reloj monumental dejó de funcionar y  acusan que la crisis del parque se profundizó durante el gobierno de Carlos lozano, donde incluso se favorecieron grupos internos de poder que redundan en el desorden y hasta reciclan boletos en las áreas que tienen costo, como el trenecito y el museo, con tal de obtener ingresos  a discreción.

En esa observación coincide José Garay, testigo mudo del nacimiento del Parque, de su época de bonanza y también de decadencia. “A nadie le importa lo que está sucediendo. Aquí no es un problema de infraestructura ni de renta, ni nada. Aquí el problema es de personal”, añade.

Se suma además a la observación que hacen más personas de que el Parque Tres Centurias ha sido operado por funcionarios sin experiencia. No tienen idea de la importancia del lugar ni lo que representa el turismo para la economía de Aguascalientes.

Un problema es que internamente hay muchos mandos, dado que intervienen el Instituto Cultural, el Fideicomiso Tres Centurias y la Secretaría de Turismo en su operación.

Actualmente el parque sólo tiene tres épocas de mayor turismo: la Semana Santa, la Feria de San Marcos y las vacaciones de verano. En los demás días sólo los fines de semana se utiliza el escenario para las fotos de las bodas y quince años con un costo, y para las prácticas de los boy scout. También se rentan sus salones y patios  para fiestas privadas, sin que abonen los ingresos a reparar la infraestructura que se deterioró o mejorar la vigilancia.

“Se quieren elevar costos, pero en base a qué. Antes era 30 carretas, todos vendían  se respetaban giros. Hace falta reglamento interno”, dijo  Garay.

De estas 30 carretas hoy solo la de él y otra que recientemente se rentó abren al público. Se resiste a pagar ya la renta porque dice que la cuota pasó de 250 pesos a 440, eso es 90 pesos más caro que a como se oferta a los nuevos comerciantes.

“Yo estoy esperando que me digan que me vaya y me voy a ir. Es que esto ya no tiene remedio. Es un lugar ya hundido”.

El septuagenario prevé sólo vivir con lo poco que le da su pensión y con ello mantener a su familia. El estrés que le provoca el desinterés de las autoridades, dijo, sólo le causó una parálisis facial que le ha obligado a cerrar algunos días su puesto.

 

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