Aguascalientes

PÁNICO EN CARRETERA

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Un episodio de terror vivieron los pasajeros que viajaban a bordo de un autobús que cubría la ruta de Zacatecas a Aguascalientes,  al ser interceptados por varios encapuchados que pretendían secuestrar la unidad y robar sus pertenencias.

Los hechos sucedieron en la primera semana de octubre pero hasta hoy   lograron trascender por el relato que hizo a la Contra [PORTADA] una de las viajeras.

Mientras en Zacatecas sólo se reportó la toma de la caseta de la autopista que conecta a esa capital con la de Aguascalientes,  a cargo de presuntos estudiantes, de  las historias reales que se presentaban al mismo tiempo por la carretera nada se comentaron.

Ana Rosa, salió de Casas Grandes, Chihuahua con destino final a Aguascalientes, para reunirse con sus hijos y nietos, que ya la esperaban.

Sin embargo, luego de haber pasado la caseta de Osiris, le fue cerrado el paso al camión de la línea Chihuahuense por unas 50 personas, según estimó. Todas  estaban encapuchadas, armadas con palos y piedras y enfurecidas pretendían apoderarse de la unidad y las maletas.

“Uno de los pasajeros le recomendó echarles el camión. Pero otro dijo que no, porque luego el perjudicado sería el responsable de conducirla. Peor aún si se registrara alguna muerte”.

En ese momento el chofer de la unidad aseguró la puerta y les pidió a los 10 pasajeros permanecer en sus asientos mientras iba al baño a reportar por su celular el incidente a las oficinas de Zacatecas y Aguascalientes.

“Entonces el chofer nos dijo ya valió. Los encapuchados le decían que se bajara…  porque a ti te vamos a golpear y vamos a secuestrar el camión. El pasaje va a trasbordar pero les vamos a quitar sus pertenencias”.

A distancia notaron como una patrulla con dos policías sólo veía la escena.  Luego se acercaron y comentaron algo con los encapuchados.

“Permanecían rodeando el camión pero ahora lo querían voltear. El chofer nos pedía no bajar porque con que uno lo haga  se van a subir y nos van a pegar”.

El pánico se apoderó cuando vieron que empezaban a colocar algo debajo del autobús, como si tuvieran intención de incendiarlo. Los golpes a la unidad crecieron a lo que convinieron mantener cerradas las cortinas de las ventanas.  Si los vidrios se rompen, al menos no los lastimarían

“Yo le pedí al chofer que avisara a Aguascalientes, porque mi familia me esperaba y estaría con pendiente. Él me respondió con amabilidad: madre, vengo más preocupado yo porque yo los traigo a mi cargo”.

Media hora después, en la misma carretera notaron como llegó un camión de pasajeros, del cual bajaron más encapuchados, sin otro tipo de pasaje.  Pensamos que también fue secuestrado y ese sería nuestro destino.

“A lo mejor eran de todo, estudiantes, ladrones y sicarios, porque eran muchos. Dijeron que eran estudiantes y se preparaban para ir a la Ciudad de México. Si fuera así, lo que yo pregunto es ¿por qué entonces nos querían quitar las pertenencias y golpear al chofer?  Además pasaban más camiones que iban o provenían de Zacatecas y a esos no los detenían, solo a nosotros”.

Dos horas después de estar retenidos, arribaron varias patrullas.  Comenzaron algunos a retirarse y otros a esconderse.

Sin pensarlo dos veces, el chofer puso en marcha la unidad y de inmediato partieron hacia Aguascalientes.  Ninguno fue auxiliado por autoridad alguna en el trayecto ni a su arribo al destino.

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