Editoriales

Napolitano; la política como servicio

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La noticia de la dimisión de Giorgio Napolitano como Presidente de la República Italiana ha sido motivo de extensos comentarios en toda Europa. Napolitano es un hombre ejemplar en muchos sentidos, que se retira de la función política de mayor jerarquía en su país por motivos de edad, exactamente ahora en el mes de enero ha presentado formalmente su renuncia, pocos meses antes de cumplir 90 años de vida, siendo presidente precisamente los últimos 9, con mucho se trata del mandatario más longevo y lúcido que ha tenido Italia.
Sin lugar a dudas, la recia y al mismo tiempo discreta personalidad de Napolitano, hombre callado y reflexivo, ha marcado para bien la historia política contemporánea; de pocos o casi de ningún político en la actualidad se puede decir que por aclamación del Congreso se vio forzado a extender por 2 años más su periodo presidencial, que es de 7. Justamente ahora que está cumpliendo 9 al frente del gobierno y a pocos meses de celebrar su nonagésimo aniversario decidió retirarse. Así, en una hermosa y solemne ceremonia en el Palacio Presidencial del Quirinale, en Roma, fue despedido con los más altos honores civiles y militares, en medio de una aclamación nacional y una unánime ovación y expresión de gratitud por su excepcional trabajo guiando al gobierno y al pueblo de Italia durante casi una década. Como era de esperarse, presidentes y jefes de estado de todo el mundo también le hicieron llegar sus saludos y agradecimientos por su contribución a la gobernanza mundial.
En su mensaje de despedida, con voz baja que no ocultaba la emoción, afirmó que siempre entendió la política como servicio y que no ha hecho más que eso, servir a su pueblo y a su patria con todas sus fuerzas y con todos sus talentos. Después de la gran ceremonia, de la mano de su esposa regresó a su casa, la misma que ha habitado en Roma desde hace más de 50 años, donde nacieron y crecieron sus dos hijos, en un barrio de clase media, allí los vecinos hicieron vallas en las calles para aplaudirle a su paso y gritarle “gracias presidente”.
Giorgio Napolitano nació en Nápoles, Italia, el 29 de junio de 1925, su formación universitaria es en el área de Derecho y jurisprudencia y desde los años de vida universitaria se afilió al Partido Comunista Italiano. Es autor de una extensa obra de Filosofía política, él mismo declara que con el paso de los años su pensamiento fue migrando a posiciones de centro, más hacia la socialdemocracia que a la extrema izquierda, sus miles de lectores y seguidores reconocen en él a un pensador, que además ha sido político activo, en verdad ocupado y preocupado por contribuir al bien común, su gran fama de buen gobernante y escritor prolijo le ha merecido el aprecio y el reconocimiento mundial, de hecho en diversos países ha recibido gran número de premios, condecoraciones y distinciones.
En 1953 fue electo para el Parlamento, iniciando una extraordinaria carrera política, siempre en ascenso, ocupando diversos puestos hasta llegar en 2006 a ser el primer excomunista electo Presidente de Italia. Son famosos sus elocuentes y profundos discursos a favor de las grandes reformas sociales y de la autonomía judicial; Italia reconoce en Napolitano a un gobernante que supo conducir a su país en medio de una grave crisis financiera y de corrupción política. Con sus decisiones prudentes, él defendió a las instituciones de los escándalos y del populismo y llamó a los italianos a conocer y respetar el Derecho y las reglas de la convivencia social, de manera que, sobre todo, con su ejemplo personal de austeridad y serenidad ejerció un estilo de gobierno cercano a las personas y al bien común.
El legado de Giorgio Napolitano, desde luego no se encuentra en las grandes propiedades, fortuna económica, lujos, riquezas o poder de él, su esposa o sus hijos como consecuencia de su larga y exitosa carrera política; su legado consiste en sus obras políticas y de buen gobierno y en el ejemplo de su vida sobria, austera y eficaz, tal como corresponde a un gobernante íntegro que entendió la política como servicio. ¡Gracias Presidente Napolitano!
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