Editoriales

México: Al fondo a la derecha

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La situación por la que atraviesa hoy México es un escenario extremadamente complejo, por un lado la ineficiencia de un gobierno que en lugar de dar respuestas a sus ciudadanos, los satura de más interrogantes; por el otro, una izquierda pragmáticamente debilitada, moldeada para ser una prostituta oportunista de la política, en donde cualquier acontecimiento es bueno para robar reflectores e influir en la opinión pública, basta simplemente con recordar al PRD y sus duras críticas ante la guerra contra el crimen organizado emprendida por el ex presidente Felipe Calderón, que se salió de control dejando miles de civiles desaparecidos y asesinados, hoy los hechos ocurridos en Ayotzinapa que dejaron la desaparición de 43 estudiantes normalistas, ligan al alcalde de Iguala José Luis Abarca del PRD con el crimen organizado, con lo cual podemos afirmar que las contradicciones no son más que el simple motor del desarrollo histórico.
Aunado a esto, lo sucedido en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) es un claro reflejo de lo que está pasando en muchas universidades del país, en donde en lugar de formar profesionistas en el sentido estricto de la palabra, están formando obreros altamente especializados con un alto grado de productividad; este cambio es tan semejante a la crítica planteada al sistema educativo chileno por los chicago boys antes del inicio de la dictadura de Pinochet, en donde planteaban dejar la educación excesivamente humanista y enciclopédica por ser un obstáculo conspirativo contra la modernización de ese país. Además, de que estos conocimientos eran banales para aplicarlos como instrumentos de productividad, abriendo las puertas de la educación a un contenido más general, práctico y técnico lo que permitiría crear un ejército industrial de reservar para mantener las oportunidades y salarios bajos entre la sociedad, lo mismo está sucediendo en la actualidad en México, en donde de acuerdo a un estudio del Observatorio de Salarios Mínimos de la Universidad Iberoamericana, los profesionistas de hoy ganan proporcionalmente lo mismo que los obreros de 1976, trayendo como consecuencia que poco a poco los jóvenes opten por dejar las carreras “enciclopedistas” y llenar las filas de las carreras técnicas para tratar de medio sobrevivir a un futuro que pinta desolador.
Aún no hemos superado las malas decisiones erróneas tomadas en el pasado, porque en el presente se vuelven a repetir con diferentes actores, con distintos escenarios pero, con el mismo guion, el de hacer este país un lugar más libre, justo, igualitario y tranquilo. El 68, el halconazo, Acteal, Atenco, las desaparecidas de Juárez, Ayotzinapa, Tlatlaya y muchos sucesos que han marcado a este país, son tan sólo un recordatorio histórico de dónde venimos, y de algunas interrogantes de hacía dónde vamos y a dónde no queremos volver.

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