Editoriales
Los sueños pueden hacerse realidad
El título de esta colaboración está tomado de un fragmento del emotivo discurso que el 9 de noviembre pasado pronunció en Berlín la jefa del gobierno alemán Angela Merkel, que lleva en el cargo más de diez años.
Una celebración sencilla y de excepcional organización, colorido, alegría y lucimiento ha sido el escenario para conmemorar 25 años de la caída del Muro de Berlín, esa terrible muralla que dividió al pueblo alemán por espacio de 28 años en un discurso de odio y pretendida supremacía de una raza y que ahora, 25 después, pone de manifiesto la enorme injusticia del socialismo nazi, ése que patrocinó y protagonizó Hitler con su inmenso poder de muerte.
En una plaza central de Berlín llena de globos blancos y luminosos que en el momento preciso se soltaron al cielo y teniendo como música de fondo la Novena Sinfonía de Beethoven, Merkel se refirió al gobierno nazi como el propio de un estado injusto, obsesionado por la ideología y lleno de desprecio por los derechos humanos, también señaló que la lucha por la libertad venció a las ideologías y que lo ocurrido en Alemania puede ser ejemplo para el mundo, en abierta referencia a los pueblos de Irak, Siria o Ucrania.
En 1989 tuvo lugar un acontecimiento que marcó la vida del pueblo alemán, y en particular el inicio de la ascendente y vertiginosa carrera de la política científica, Dra. Ángela Merkel, se trata de la “caída del Muro de Berlín”, éste no solo mostró al mundo las terribles diferencias sociales y económicas entre “las dos alemanias”, también obligó a los propios alemanes de ambos lados del muro a empezar a pensar en la necesidad de una visión e identidad común y compartida; de manera que el proceso de “reunificación” en el discurso político empezó a ponerse en práctica en la generación de empleos y en la apertura a las condiciones de bienestar de que disfrutaban los alemanes de un lado del muro, en comparación con los del otro, donde la escasez y la férrea disciplina militar soviética aún ejercían su influencia.
El 9 de noviembre toda Alemania celebra la caída del muro, además, en su historia nacional ese día tiene una efeméride terrible ocurrida muchos años antes, en 1938; se trata de la así llamada “noche de los cristales rotos o de los cuchillos negros” cuando las autoridades nazis ordenaron a los soldados la destrucción de las sinagogas, las viviendas y los comercios de judíos, acontecimientos arbitrarios de la autoridad oculta en la oscuridad de la noche, que sirvieron como presagio de lo que más adelante sería el Holocausto, que costó 25 millones de muertes humanas.
Angela Merkel, acompañada por Mijáil Gorbachov y Lech Walesa pronunció un mensaje lleno de optimismo y esperanza por la alegría de la libertad recuperada y por la confianza de que incluso los peores conflictos pueden resolverse, porque nada tiene que seguir como estaba; quienes construyen la historia son las personas, ellas hacen los muros y también ellas pueden derribarlos, no importa lo extensos o lo altos que sean.
La coincidencia del 9 de noviembre y los sentimientos encontrados de las dos efemérides, explican la razón por la que la fiesta nacional de Alemania se celebra el 3 de octubre y no el 9 de noviembre. En esencia, la sistemática violación a los derechos humanos y el fracaso económico de un sistema que prometía riqueza y abundancia para todos detonaron la caída del régimen y discurso socialistas.
Mirar a Alemania en el momento presente, bien puede ayudar para tomar perspectiva respecto del momento terrible que hoy vive México, en particular en el estado de Guerrero, donde se han dado cita todas las nefastas coincidencias: geografía accidentada, población pobre entre los pobres, ignorancia, violencia y narcotráfico, que se confunde con la autoridad o que es ella misma.
México hoy está urgido de decisiones de gobierno que separen y distingan con claridad lo que hoy es tan confuso por la acción de la corrupción. Para afirmar, como en Alemania, que los sueños de libertad, paz y progreso pueden hacerse realidad, es necesario que en México las autoridades se decidan a erradicar la corrupción en verdad y de verdad.
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