Aguascalientes
LES VA BIEN CON EL GENERAL
Sorprendidos pero a su vez complacidos se dicen queretanos por el trabajo que ha venido desempeñando su actual Secretario de Seguridad Pública, Rolando Eugenio Hidalgo Eddy.
Luego de su paso por Aguascalientes, donde estuvo al mando de las políticas de seguridad desde la gestión del entonces gobernador Luis Armando Reynoso pero que con Carlos Lozano de la Torre fuera cesado ante las grillas provocados por Felipe Muñoz Vázquez, cuando fungía como Procurador General de Justicia, Hidalgo Eddy se incorporó al gabinete de la nueva administración panista de Querétaro.
Rafael Pinzón, en su columna periodística “El Informe de Pinzón” cita textual: “El General que ayer me calló la boca”. Relata que al ser él parte de ese creciente ánimo de desconfianza y de incredulidad sobre el actuar de los políticos y la mayoría de los funcionarios públicos de este país, y luego de un cercano incidente con la delincuencia, publicó una crítica sobre lo mal de la inseguridad.
Después de ello, en un evento oficial se encontró al General quien le reclamó y él le contestó. “Apelé a mi derecho a la libertad de expresión y él a su derecho de dar resultados y al tiempo que requiere cambiar algo que no funcionó. En medio de esa ríspida discusión, el Secretario se quedó con sus dudas sobre mí y yo con las mías sobre él”, escribe.
Tiempo después, señaló que en una reunión con compañeros recibió la llamada de su editor en jefe Isaías Vargas para reportar que la Directora Editorial Rosalba D´Elía era seguida por una camioneta sospechosa.
“En el clímax del momento, recordé que en varias declaraciones nuestro Secretario de Seguridad había anunciado un teléfono directo con la ciudadanía para quejas y emergencias. La verdad dudé en marcarlo, porque en su momento me pareció una declaración populista y me contestaría una grabación o algún comandante dando escusas y tomando el recado para no volver a saber nada de ellos”.
Sin embargo, marcó el número 442-157-02-67 “y oh sorpresa. Era el mismísimo General, quien amablemente me pidió datos y se puso a mis órdenes”. Aclaró que en esa llamada no se identificó como periodista y dio otro nombre.
Veinte minutos más tarde le llamó el funcionario para especificarle la información sobre el vehículo que fue detectado por las cámaras y detenido para su revisión. Resultaron ser dos bravucones comerciantes del mercado local.
A punto de terminar la conversación se identificó plenamente a lo que respondió: “ah es usted el periodista de ADN, si claro, ahora lo recuerdo, el que no cree en nuestro trabajo…Mire que pequeño es el mundo!”
Ante ello el editorialista señala que “este caso personal me exige también reconocer y aplaudir”.
Concluye que “en esta batalla personal, el General Hidalgo Eddy ganó y logró lo que –modestia aparte-logran muy pocos políticos y funcionarios conmigo. Me calló la boca, no con dinero, ni con gritos o amenazas. Me calló la boca con una muestra de trabajo y compromiso”.