Aguascalientes

LAMENTA EL OBISPO QUE MENOS QUIEREN CASARSE Y TENER HIJOS

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  • Uniones entre personas del mismo sexo son antinaturales

El obispo Juan Espinoza alertó de una resistencia de los jóvenes a casarse. Las estadísticas de la Iglesia Católica sorprenden porque ya se celebran muy pocos matrimonios cristianos en las 124 parroquias de la Diócesis. De la misma forma, se tiene conocimiento que los matrimonios civiles han disminuido en más del 50 por ciento.

En la homilía que dirigió en la   Catedral, cuestionó el espíritu de la gente buena de Aguascalientes ante el supuesto de que aquí hay mucha infidelidad, sobre todo en hombres.

Dejó en claro la postura indeclinable de la Iglesia: “el matrimonio no es hasta que me sienta contento, hasta que no haya un problema. El matrimonio es para toda la vida”.

El prelado considera que el matrimonio está amenazado por la enfermedad de esclerocardía, que es la dureza del corazón, la que genera intereses mezquinos y que ciega a la sociedad porque esgrime argumentos de pretendida libertad y autodeterminación, pero que encierra ideologías materialistas y hedonistas.

“Hay dureza de corazón en parejas que bajo pretexto de vivir mejor se dejan llevar por egoísmos que cierran espacio a la procreación, que se cierran a la vida.  Hay dureza de corazón en quienes imbuidos de la cultura del usar y tirar no asumen compromisos duraderos y prefieren en unión o miran la separación como la solución fácil de los problemas.  Hay dureza de corazón de medios de comunicación que, por intereses económicos, sin escrúpulos, destruyen valores esenciales de la vida humana y de la sociedad.   Hay dureza de corazón en los que generan confusión llamando matrimonio a uniones antinaturales de hombre con hombre o mujer con mujer”.

Dijo además que ese mal se da también cuando los gobernantes permiten que se promueva una cultura de muerte en la sociedad y cuando los creyentes no son capaces de expresar con firmeza sus convicciones.

Mencionó que cada vez más personas recurren a la autoridad eclesial a pedir la nulidad del matrimonio.  Se dan casos de quienes luego del divorcio consiguen otra pareja incurriendo con ello en el pecado del adulterio.

El obispo llamó a las parejas cristianas a tener hijos, a no privar de la vida. “Si solamente tienen uno lo hacen egoísta, si tienen más los hacen más sociables, más comprometidos, más sacrificados y qué bonitas son las familias que tienen varios hijos… reciben los hijos que Dios te de con responsabilidad y los que puedas también educar bien”.

 

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