Aguascalientes

LA ESCUPIERON, PERO NO CAYÓ SU ENTUSIASMO POR APOYAR LA VACUNACIÓN CONTRA COVID

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Mentadas de madre o cualquier otro tipo de insultos son parte de las experiencias que reciben los Siervos de la Nación durante su participación con las Brigadas Correcaminos, las que se encargan del orden en la vacunación contra el COVID-19.

Sin embargo, el formar parte de la confección de la historia de la Cuarta Transformación de Aguascalientes y del país, y estar en la lucha contra una pandemia que se mantiene muy activa y desafiante, es su mayor fortaleza.

Verónica Fuentes, coordinadora del Centro de Vacunación de la Isla San Marcos y que también participa en la organización de algunas jornadas en diferentes municipios, recuerda con tristeza como una mujer la agredió al escupirle en la cara, sólo por pedirle el comprobante de su primer vacuna a fin de recibir la segunda dosis.

“Cuando fui a preguntarle que si me podía mostrar la hoja por favor para que pudiera accesar, me dijo no quiero ¿cómo vez? Yo le dije, mire señora es un requisito. Necesitamos saber si usted se vacunó el 6 o 7 de marzo para que pueda pasar a su segunda dosis, y me dijo pues no quiero.  Ya no quise pelear con la persona y me salí. Yo sabía que de todas maneras al llegar a la entrada tenían que pedírsela y la tenía que mostrar.  Entonces yo me retiré del lugar para evitar algún contratiempo peor, y después como hora y media o dos, yo estaba en otra área y la señora fue y me buscó y me dijo es que aquí tienen una organización de mierda. Son unos pendejos… todo lo que se pueda imaginar yo le dije si señora. Me dijo ¿y no que no podía entrar?, le dije que bueno señora, que le vaya muy bien. Y entonces se bajó el cubrebocas y me escupió en la cara. Yo sentí que me ardía todo. Quería llorar pero bueno, fui al baño, me lavé y a seguir trabajando”.

Quienes forman parte de las brigadas de vacunación por lo general su labor inicia cuando se sale de casa a las 6 de la mañana y termina cerca de las 11 de la noche, porque además deben hacer la captura de la información para que se elaboren las constancias de vacunación.

En ese lapso de tiempo, tienen que soportar, además del malhumor de algunas personas, las inclemencias del clima, sacrificar grandes momentos con la familia, estar horas de pie y una mala alimentación. Por cierto, muchos de ellos refieren que la comida que más mal les ha caído son los burritos de Calvillo.

Sin embargo, en la balanza de los contratiempos y la satisfacción, esta última sale triunfando, refiere Verónica Fuentes.

“la verdad la satisfacción es completamente. No sé cómo explicar porque no hay manera de pagar.  Hay mucha gente que olvídese, cuando nos ven todo el día ahí nos llevan agua, nos llevan café.  En la Isla San Marcos cuando entregábamos fichas, desde cenar, papas, galletas, todo lo que podían porque decían les agradecemos su labor”.

Aclara que ser Servidor de la Nación nada tiene que ver con política sino con una mera vocación. Más aún, cuando lo que hoy hacen por la salud está rindiendo resultados.  “Nos gusta servir, de verdad lo hacemos con el corazón. Es gratificante ver que ya no se están muriendo abuelitos. Que ha bajado todo eso. Desgraciadamente a otras edades, ahorita estamos en focos rojos por los jóvenes y los niños”.

Verónica admite que su esfuerzo no se ve, pero produce. “Yo pediría a toda la gente su comprensión, su empatía. Igual de nuestra parte, y a darle. ¡Ya mero!, ¡ya mero! Vamos, y que se vacunen por favor. Hay mucha gente que no quieren vacunarse y después dicen: es que yo amo a mis hijos, yo amo a mis padres. Pues si de veras los ama, vacúnese para que los cuide”, concluyó.

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