Aguascalientes

ÉL Y SU PERRO ERAN VAGABUNDOS Y FUERON INSEPARABLES HASTA EN LA MUERTE

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Hay historias que en ocasiones resultan complicadas de narrar. Que por la inmediatez de la información o por carecer de violencia, muchas veces no logran trascender  los valores que  aún poseen los seres.

El pasado 4 de julio se conoció sobre la muerte de un hombre joven, al que encontraron ya iniciando su proceso de putrefacción, en el asiento trasero de un auto en desuso estacionado en un taller mecánico. Para él era su espacio cotidiano para dormir a falta de hogar.

En la colonia Industrial de Aguascalientes,  algunos conocían a Obed Gamaliel Vicario Moreno por ser vagabundo. Hay quienes lo señalaban de ser alcohólico.

Los reportes de la Fiscalía dijeron que murió por causas naturales, una cirrosis hepática.  Es por eso, que se cumplió el proceso correspondiente para su cristiana sepultura.

Sin embargo, en la misma escena pocos se percataron que a los pies de Obed Gamaliel se encontraba su leal perro, también sin vida.

Obed padecía de la marginación e indiferencia de la sociedad, pero  nunca le faltó el amor de su fiel amigo: el mestizo que siempre lo acompañó y que pocos atinaron en su nombre.

Horas antes de que se registrara la muerte de ambos, el amo y su perro, los vieron deambular por las calles. Incluso decían que los seguían otros dos perros chicos; que posiblemente optaron por no entrar al automóvil la noche de la  despedida final.

El vagabundo, como llegaron a decirle, no vivió solo… no murió solo y si el más allá es el paraíso de los justos, seguramente tendrán una mejor vida  a diferencia de la que les tocó vivir en la tierra.

Dicen que el perro también perdió la vida por causas naturales, y por las condiciones en que se encontraba, suponen que fue coincidente la partida de los dos.

Si al morir se transitan por portales y caminos hacia un destino de gloria, Obed Gamaliel lo estará haciendo en compañía de su  inseparable mascota.

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