Aguascalientes

EL CEMPASÚCHIL DE AGUASCALIENTES, EL DE MAYOR BELLEZA

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Los productores de la flor de cempasúchil han comenzado a recolectar su cosecha y es en esta semana donde lograrán sacar toda la producción para surtir la demanda del público que con ella busca honrar a sus difuntos.

Se trata de un cultivo poco común en Aguascalientes. Su principal siembra se da desde Guanajuato y hasta el sur de México, pero en Jesús María, cuatro cultivadores determinaron incursionar y su trayectoria ha sido exitosa.

Jesús Alvarado Pasillas se estrenó este año en el cultivo y logrará sacar hasta 3 mil 500 manojos. Todos ya los tiene comprometidos a floreros de Aguascalientes.

“El plantío nada más es de cada año, entonces hay que aprovecharlo porque el hecho de que se mueve bien y se comercializa bien, pues hay que darle.  Entre más pronto salga, mejor, más ventas tienes. Si empiezas más temprano acabas más temprano”

Cada ramo de cempasúchil se coloca a precio sin intermediario de entre 25 y 80 pesos, dependiendo de la cantidad de flores. Entre la planta existe la flor hembra, que es abundante en pétalos y es la más solicitada por la gente.

Jesús Alvarado menciona que cultivar ese tipo de flor requiere del riego continuo y de la constante supervisión puesto que es acechada por el chapulín, el pulgón y la araña roja.

Hoy el cempasúchil es usado, además para la decoración, para el teñido de telas, papel y alimentos; como saborizante en cerveza, abono y un tipo de mole, entre otras alternativas.

Pero Jesús Alvarado comenta que ha sido requerido como desparasitante.  Los pétalos se hierven en agua, se cuela y se endulza con miel.

Para quienes tienen una maceta con ese tipo de flor, señala que, para que pueda durar hasta un mes, bastará tener la tierra húmeda.  Si la planta es nativa de México, podrá esperar la generación de semilla, que podrá plantarse hacia el mes de agosto, cuando existe un clima benigno para su desarrollo.

Alvarado debuta en el cultivo de cempasúchil y dice que lo seguirá haciendo cada año. Cumple así, una vocación que inició desde los cuatro años: hacer producir la tierra, sin importar la dimensión del terreno.

“Tengo 26 años, toda mi vida he estado en el campo, desde chiquitillo. Me traían ahí entre la tierra, es lo que sé hacer”, concluyó.

 

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