Aguascalientes
DÍA DE MUERTOS: MOMENTO DE TRADICIONES Y ORACIÓN
Este próximo 2 de noviembre celebraremos el Día de Muertos, una de las festividades más arraigadas en la cultura mexicana pero, sobre todo, es una celebración que cobra un significado especial al unir las tradiciones populares con la espiritualidad cristiana, resaltando la importancia de la oración por los difuntos.
El 1º y 2 de noviembre: una celebración de vida y fe
El 1º de noviembre, conocido como el Día de Todos los Santos, es una celebración en la que la Iglesia Católica honra a aquellos que ya están en el cielo, es decir, a todos los santos, tanto los conocidos como los anónimos. Es una ocasión para recordar y celebrar a quienes vivieron una vida ejemplar de fe y dedicación a Dios. Este día resalta la esperanza cristiana de que todos estamos llamados a la santidad y a la vida eterna en la presencia de Dios.
En tanto que el 2 de noviembre, por su parte, es el Día de los Fieles Difuntos, una jornada dedicada a rezar por las almas que aún no han llegado al cielo y que se encuentran en el purgatorio, en proceso de purificación. La Iglesia invita a los fieles a ofrecer oraciones, Misas y actos de caridad por estas almas, ayudándolas a alcanzar la vida eterna. De esta tradición cristiana se desprende lo que hoy conocemos como el Día de Muertos, que ha evolucionado a lo largo del tiempo combinando elementos culturales y religiosos.
La oración como puente entre los vivos y los difuntos
El Pbro. Luis Felipe Quesada Pérez, Capellán de la Universidad Panamericana campus Aguascalientes, subraya que la Iglesia, como una buena madre, se interesa por la salvación de todos sus hijos, tanto de los que nos encontramos en la Tierra, como de los que ya se nos han adelantado a la vida eterna. Y que, como católicos, la conmemoración de los difuntos se fundamenta en la Comunión de los Santos. De acuerdo con esta verdad de fe, como todos los bautizados estamos unidos a Cristo, a través de Cristo se da una conexión espiritual que une a todos los fieles: a las almas que ya gozan de Dios en el cielo, a las que están en el purgatorio y a los que aún vivimos en la Tierra.
Gracias a esa unión, consecuencia de la Comunión de los santos, nuestras oraciones tienen un impacto positivo en aquellos que necesitan purificación para llegar a la presencia de Dios. «Cuando una persona aquí en la Tierra reza, eso beneficia a todos los fieles, estén donde estén», agrega. De ahí que, en esa fecha, la oración de la toda la Iglesia se enfoca en ayudar a sus hijos difuntos. Y entre ellos, también deseamos honrar la memoria de los seres queridos que han fallecido.
Desde una perspectiva cristiana, el Día de Muertos es una oportunidad para rezar por los difuntos, especialmente por las almas que están en el purgatorio. “Si de verdad quieres vivir el Día de los Difuntos, piensa que a las almas del purgatorio lo que más les sirve es que reces por ellas, de preferencia, asistiendo a Misa”, aconseja el padre Felipe.
Además, resalta la importancia de las indulgencias. Nos recuerda que una indulgencia no puede aplicarse a otra persona que esté viva, pero sí a uno mismo o a los difuntos. Una práctica particular en torno Día de Muertos consiste en que, quien visite un cementerio entre el 1 y el 8 de noviembre y ore por los difuntos, puede ganar una indulgencia plenaria para ellos. «Para ganar una indulgencia plenaria, además de cumplir con la acción que unida a la indulgencia (en este caso, la visita al cementerio), es necesario rechazar de corazón cualquier pecado mortal o venial, y cumplir con las otras tres condiciones habituales: confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa», explica el capellán.
El altar de muertos: Tradición cristianizada
Sobre la tradición del altar de muertos, el P. Felipe comenta que, aunque tiene orígenes precolombinos, esta costumbre ha sido cristianizada. “El altar nos invita a recordar con cariño y a rezar por nuestros seres queridos”, añade. Los elementos del altar, como las fotos, las velas y las flores, no solo evocan la memoria de los difuntos, sino que también ofrecen una oportunidad para elevar oraciones por ellos.
Preparándonos para nuestro propio encuentro con Dios
Finalmente, el padre Felipe invita a que, al honrar a los difuntos, lo hagamos de manera espiritual y profunda, recordando que la muerte, para los cristianos, es el paso hacia el encuentro con Dios. “Nuestra oración por los difuntos es una buena ocasión para preparar nuestro propio encuentro el Señor”, concluye.