Aguascalientes

DEJEMOS LA VIDA DE ZOMBIS O DE MUERTOS VIVIENTES: OBISPO

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Es obispo Francisco Espinoza llamó a romper con el tabú de la muerte al señalar que no es la última realidad sobre la vida de la persona ni el final de historial humano.  Es necesario de mirar a la muerte con el sentido de dolor, dramático y trágico, cuando se trata de una puerta hacia la vida plena.

Durante la misa dominical de Resurrección, con la que se dieron por concluidos los rituales de la Semana Santa, sostuvo que la partida física de este mundo no se da cuando el corazón se detenga o que los pulmones no reciban oxígeno.  “Nuestra gran muerte se origina por el pecado de resentimiento, por la soberbia, la envidia, rencores, emulación, lujuria, vicios que puede haber en nuestro corazón y que sí nos lleva a morir espiritualmente. Y esa muerte superada por el espíritu del amor, el espíritu de la bondad, el espíritu de la libertad que nos hace hombres nuevos y nos lleva a mirar la vida con un horizonte infinito, con nuevos valores, con nuevas dimensiones”.

Luego expuso que la alegría profunda y duradera, la fraternidad, la hermandad, la comunión de corazón con los miembros en cada hogar, la libertad interior sin ataduras a bienes materiales o a afectos humanos que nos impiden avanzar, el coraje, el valor en la vida superando miedos y ansiedades, la confianza plena en Dios más allá de las pruebas, sacará de nuestras vidas a veces de zombi, de muertos vivientes como la famosa película del cine, y nos permitirá descubrir que resurrección no es una palabra más sino el gran mensaje.

El obispo puntualizó que, si tenemos amor en nuestro corazón, si hay amor por nuestra familia, por nuestros amigos y por nuestro proyecto de vida, nos sentiremos vivos.

Agregó que hoy tenemos mucha vida biológica, orgánica o material, pero quizá tenemos una pobre vida divina, espiritual o interior. La vida de Dios por la fuerza del amor nos hace sentir vivos y resucitados, consideró.

Sostuvo que nuestra gran esperanza no debe ser comprar un carro nuevo, viajar a otro país o hacernos una cirugía estética en nuestra cara. Nuestra gran esperanza es Cristo que ha vencido la muerte y entenderemos que cualquier otro mal en nuestra vida son males menores: la pobreza, la enfermedad, la soledad y la vejez pueden ser derrotados, concluyó.

 

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