Editoriales

Causas de los problemas comunes

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El primer domingo de este año, el periódico El país publicó un interesante artículo donde el ex presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, que gobernó en dos periodos presidenciales: de 1985 a 1990 y de 1995 a 2000, refiere las causas que, en su opinión, explican el atraso y la violencia en Latinoamérica; comparto con el amable lector las ideas principales que él refiere, porque pueden ayudar a explicarnos también a nosotros el difícil momento mexicano que vivimos.
El ex presidente se pregunta cuál es la razón del aumento de la criminalidad en el subcontinente si, al menos desde la evidencia de los “datos duros”, existe mejoría económica en la región; de hecho en el periodo de 2000 a 2012 la pobreza disminuyó dando un gran salto de 41.7% a 25.4%, además la esperanza de vida ha aumentado de 55 años, que se registraba a mediados del siglo pasado, a 75 ahora en la primera década del siglo XXI; por contraste, en el subcontinente es creciente el índice de homicidios, y los asuntos relacionados con la seguridad pública siguen siendo el tema pendiente de resolver por todos los países que integran la región.
Con estos antecedentes, el ex presidente se pregunta, ¿por qué?, si al parecer existen avances en términos de calidad de vida en la región, ¿por qué razón no hemos superado el atraso y el subdesarrollo tantas veces referido y estudiado?, él ofrece cuatro causas, es decir, cuatro luces de alerta, cuatro tareas de gobierno desatendidas o mal atendidas que deben llamar nuestra atención para motivar acciones que incidan en revertir las tendencias negativas que advertimos.
La primera causa es el debilitamiento de la familia. La así llamada célula básica de la sociedad atraviesa por una grave crisis que ya se prolonga por más de 50 años. En este espacio de tiempo, las familias monoparentales se han duplicado ascendiendo al 36% de los hogares, y en el 27% de los casos los hijos crecen sin saber quién es su padre; como es natural, los niños producto de esas relaciones inestables o fallidas crecen como adolescentes rebeldes, que en muchas ocasiones abandonan los estudios al sentirse desorientados, desmotivados y desvinculados, situación propicia para ser atrapados con facilidad por la delincuencia y la drogadicción, incorporándose a grupos en conflicto con la ley, que les ofrecen dinero fácil e identidad de grupo. Así, sin valores, ni referentes morales, muchos de ellos mueren jóvenes y en la mayoría de los casos repiten el patrón de conducta de engendrar sin formar familia.
Una segunda causa, señala Sanguinetti, tiene que ver con la tendencia creciente al consumo de drogas y de alcohol. En las últimas décadas, la moda que impone el alcohol y las drogas como elementos esenciales para socializar ha avanzado a gran velocidad, así se advierte que desde temprana edad se induce o se introduce a los adolescentes en ámbitos sociales donde es “bien visto fumar y beber”. A lo largo de los años mucho se ha estudiado el vínculo de la criminalidad y el consumo de estas sustancias; de hecho en porcentajes superiores al 75%, las personas que cometen actos violentos y delictivos lo hacen bajo el influjo de esos estupefacientes, como es lógico, el consumo habitual supone adicción y en consecuencia tráfico y comercio ilegal, que en sí mismos generan violencia y deterioro del tejido social.
La tercera causa se refiere al agotamiento de la estructura institucional que supone el Estado. Los actos de corrupción y de enriquecimiento ilícito de los políticos, la falta de credibilidad por la incoherencia que muestran entre sus dichos y sus hechos traen como consecuencia para la sociedad ausencia de referentes de autoridad y distanciamiento con las acciones de gobierno.
La cuarta causa hace alusión al doloroso asunto de la educación. En toda Latinoamérica es evidente que los años destinados a la formación de los niños y los jóvenes, inciden en la asimilación de información, pero no de formación en hábitos, disposiciones y actitudes para el desarrollo de una vida sana y productiva; lo que se enseña en nuestras escuelas, en realidad de poco o nada sirve a los educandos para luego ejercer sus vidas con éxito. Un dato revelador pone el acento en que el 51% de los alumnos que ingresan a educación secundaria no concluye el ciclo, así de desvinculada se encuentra la teoría educativa de la realidad social.
Las reflexiones del ex presidente Sanguinetti deben ser consideradas como valiosos elementos de reflexión ante los problemas comunes que enfrentamos como latinoamericanos. El reto que México enfrenta en estos cuatro rubros es claro, ojalá inspiren acciones asertivas y decididas de quienes ejercen el poder y nos gobiernan, ya es tiempo de pensar y ser diferentes, si es que en verdad queremos cambiar y mejorar como país.
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