Aguascalientes

A 25 AÑOS DE LA VISITA

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Hace 25 años, el Papa Juan Pablo II estuvo en Aguascalientes, con un mensaje en el que llamó a elevar el nivel de la enseñanza e ir más allá de asegurar a todos un grado de instrucción básica.
Aquí dijo que en una sociedad libre, es necesario desarrollar la capacidad de análisis y discernimiento, la educación en las virtudes, la dedicación generosa, la disciplina, la participación de los padres en la educación de sus hijos.
Y dirigió en especial a los maestros al señalar que, para tales objetivos no se depende sólo de los sistemas pedagógicos. “El mejor método de educación es el amor a vuestros alumnos, vuestra autoridad moral, los valores que encarnáis. Este es el gran compromiso que asumís, antes que nada, ante vuestra conciencia. Sabéis que no podéis transmitir a vuestros alumnos una imagen decepcionante del propio país, debéis enseñarles a amarlo fomentando también aquellas virtudes cívicas que eduquen a la solidaridad y al legítimo orgullo de la propia historia y cultura”.
Al cumplirse el primer cuarto de siglo de la presencia de Juan Pablo II en Aguascalientes, quien ha sido convertido en santo por la Iglesia Católica, para el especialista en temas educativos y religiosos, Oscar Fernández Espinosa de los Monteros, consideró que desde entonces y hasta hoy, la preparación de los mexicanos aún se encuentra en crisis y la solución comienza en el hogar, en la oficina, en el taller, en el aula, en la asamblea, en el barrio, en el sindicato, en el municipio, y así progresivamente. Como si se tratara de una inundación que va subiendo de nivel.
Al mismo tiempo señaló que se requiere una educación que eleve lo humano. Advirtió que una pretendida formación en valores es inoperante si no se traduce en hábitos operativos, es decir, en virtudes.
Oscar Fernández dejó en claro que México ha contado a lo largo de su historia, con miles de maestros esforzados, talentosos, entregados, que han formado en valores, en virtudes y en el saber a quienes se han dejado moldear por ellos. Ninguna otra tarea, fuera de la paternidad, dijo, supone una relación tan estrecha con niños y jóvenes receptores de la acción magisterial.
Recordó que se cuenta con una deuda histórica con aquellas personas que no han recibido educación formal alguna o la han recibido de manera insuficiente.
Estableció que es preciso que todos asumamos la responsabilidad que corresponde en el tema educativo, y en un clima de respeto y diálogo abierto, debemos mantener la confianza en que es posible, a través de una nueva acción educativa, responder a los desafíos que nos plantea la realidad de nuestro país.

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