Aguascalientes
La prudencia del gobernante se hace evidente cuando es capaz de dirigir a los gobernados a realizar acciones de beneficio común, así, su plan de gobierno se va concretando en el tiempo y los resultados positivos y satisfactorios están a la vista, precisamente como obras de buen gobierno. Ésta es una de las diferencias sustanciales entre los políticos de coyuntura y los auténticos gobernantes.
Lamentablemente, en México las acciones de los gobernantes con frecuencia transitan por la vía de la sanción y la coacción para mover al conjunto social de los gobernados, como si se tratara de seres irracionales que no merecen ser escuchados, ni considerados. El caso de la así llamada CDMX es paradigmático por la molestia y la arbitrariedad que ha causado la imposición de esta nueva versión del programa Hoy no circula, reforzada con más días de restricción en el uso del automóvil, incluyendo los domingos, además del considerable aumento en el monto de las multas y sanciones.
Científicos expertos han demostrado hasta el fastidio que la causa de los elevados índices de contaminación en la calidad del aire de la CDMX no es el consumo de gasolina de los vehículos particulares, sino una gran cantidad de otros factores asociados a los transportes públicos y las fábricas que operan con absoluta impunidad a todas horas del día, todos los días.
Durante las últimas administraciones, los gobiernos de la ahora llamada CDMX han invertido miles de millones de pesos del presupuesto de la ciudad en segundos y terceros pisos, y muy poco o casi nada en la mejora real del transporte público. Si lo pensamos con cuidado, esas acciones de gobierno en realidad constituyen un incentivo perverso para la reiteración en el uso del automóvil, que al menos en el discurso se pretende evitar.
Algunos analistas señalan que tan solo en el primer mes de la puesta en marcha del infausto programa, las ventas de autos usados han aumentado en 24%, y desde luego otro tanto ocurre con los autos nuevos, de manera que lejos de desincentivar el uso del automóvil, las vialidades se están llenando de más autos y la contaminación va en aumento. Así, por esta vía perversa, en 27 años de existencia del absurdo programa de restricción del uso del automóvil, la CDMX ha aumentado de 2 millones de autos a 5 millones, es decir, ante la ineficiencia del transporte público, las familias han optado por adquirir más autos.|
Los problemas de contaminación ambiental no son exclusivos de la capital del país, también están presentes en Monterrey y en Guadalajara, y si en verdad se quiere remediar esta situación, es necesaria una visión amplia y compartida que sea capaz de pensar en soluciones efectivas ante los problemas no resueltos, en vez de repetir lo que no ha funcionado.
El análisis prudencial del problema de la deficiente calidad del aire en la CDMX debería sugerir a los gobernantes que deben reorientar su discurso y sus acciones a fin de que los gobernados consideren el transporte público como una real y efectiva opción de movilidad. Entre otras muchas acciones, bien podrían ordenar y conectar las rutas del Metrobus y del Metro de manera que ofrezcan un servicio de calidad que compita con las ventajas de usar el auto particular. También será necesario realizar grandes inversiones en la modernización del transporte público para que a la brevedad se opte por el eléctrico, y en ese mismo sentido deben estudiarse los mecanismos de incentivos para abaratar los costos de los autos eléctricos, al tiempo que se eleve el costo de las tenencias de los autos que consumen gasolina.
El científico Albert Einstein (1879-1955) afirmaba que debemos pedir ayuda porque todos somos ignorantes, lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas y también recomendaba a sus alumnos si quieres resultados distintos, no sigas haciendo las mismas cosas.
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