A lo largo de los meses de precampaña, Donald Trump, candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, no ha desperdiciado foro ni ocasión para hacer público y manifiesto su odio por los mexicanos y los latinoamericanos que viven y trabajan en ese país. En su opinión, los negros y los hispanos son los causantes de todos los crímenes que se cometen en Estados Unidos, en consecuencia ha insistido en la necesidad de construir un muro kilométrico a lo largo de la frontera entre ambos países, para impedir el tránsito de migrantes sudamericanos, además ha sostenido que de llegar a la presidencia, presionará al gobierno de México para que asuma el costo de esa magna obra.

La personalidad arrogante y visceral de Trump lo hace ver como un hombre en extremo soberbio, autoritario y violento; acostumbrado a hacer siempre su voluntad por la vía de la fuerza y el poder económico que sin duda tiene. En sus múltiples entrevistas y actos de campaña se ha mostrado como una persona que no aspira a convencer con razones dialogadas, sino imponerse a gritos, por la vía de la humillación frente a todos los que se atreven a contradecirlo; de hecho es considerado un adversario peligroso por su retórica de odio y grosería, que se ve potenciada al ser considerado uno de los hombres más ricos de Estados Unidos.

La enorme fortuna que posee está vinculada a la industria inmobiliaria y a la construcción de vivienda, es propietario de hoteles, casinos, complejos de edificios de departamentos de lujo en renta, lo mismo que de torres de oficinas de negocios en diversas ciudades, además de ser dueño del negocio de espectáculos que financia los concursos de belleza de Miss Universo y Miss Estados Unidos; en todas sus entrevistas se muestra lleno de orgullo, como un hombre que ha sabido construir por sí mismo su gran fortuna. Nació en Nueva York en 1946, desde pequeño aprendió el oficio de su padre que era constructor de vivienda para personas de clase media. Ha contraído matrimonio en tres ocasiones y se ha divorciado en dos, sólo de su primer matrimonio tiene tres hijos.

En realidad, el interés por la política es nuevo en Trump, nunca ha ocupado cargos de elección popular y entre los políticos que ahora frecuenta se maneja con la displicencia que le caracteriza, no respetando los protocolos ni las ceremonias. Sin embargo, ahora que ha derrotado a los otros aspirantes de su partido, es necesario que el propio Partido Republicano lo nomine como su candidato, y al parecer el gran enemigo de Trump es él mismo en su lucha por concitar la simpatía de los líderes republicanos, que no se deciden a mostrarle abiertamente su apoyo, precisamente porque el discurso de odio y división con que se expresa, desde luego, mueve a los grupos racistas más radicales de todo el país, pero se trata de una bandera que en la carrera de cualquier político puede pesar de forma negativa por el resto de su vida, justamente porque a nadie se oculta que el desarrollo de Estados Unidos y su posicionamiento como potencia mundial, sería impensable sin el aporte de las comunidades afroamericanas y latinas que han contribuido a su grandeza, y solo Trump lo niega, incluso para el propio presidente Obama ha tenido frases y expresiones de falta de respeto y desprecio.

En los meses que siguen rumbo a las elecciones presidenciales que tendrán verificativo en el mes de noviembre, Trump está necesitado de un discurso de unidad al interior de su partido, el republicano, para que lo apoyen y alcance su objetivo de sacar de la Casa Blanca a los demócratas que ya llevan allí los 8 años del presidente Obama. Sin embargo, por el discurso de odio y división con que se ha manejado se ve difícil que los propios republicanos lo apoyen, y más aún, que el resto del país en verdad vea en él al político serio y sereno, capaz de escuchar, de tender puentes de entendimiento ante las complejidades del mundo global, idóneo para desempeñar de manera exitosa y respetable la grave responsabilidad de ser el presidente del país más poderoso del mundo. Bien puede ocurrir que Trump sea el principal facilitador de la permanencia de los demócratas en la Casa Blanca por cuatro años más.

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