Aguascalientes

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La sociedad lujosamente aspiracional en la que nos desenvolvemos, entre otras cosas, reafirma un ancestral proverbio: no hay nada nuevo bajo el sol. Scott Francis Fitzgerald considerado por los críticos como uno de los narradores más brillantes de literatura norteamericana transcribe, en el Gran Gatsby, la frivolidad de su círculo social utilizando la novela además de modo autobiográfico.

La literatura de la posguerra se ha escrito como desahogo de la barbarie y la atrocidad generada por un ser que es capaz de amar, que al contaminarse por las ideologías se torna en un esperpento controlado por el odio y la masacre, olvidando la belleza de su condición.

Ante todo he de reconocer  que son pocos los personajes de la literatura dotados de intrigante seducción para saciar la curiosidad que despiertan; me vienen a la mente Miss Havisham la lunática dickensiana de Great Expectations  y los hermanos Miles y Fiora aterradoras figuras de Henry James; Fitzgerald ha acometido bien en su literatura al lograr la singularidad del personaje. Jay Gatsby es único e irrepetible.

La novela es narrada por Nick Carraway, vecino y amigo del magnate, y un tipo que no tiene pudor en afirmar su peculiar estima a Gatsby. La historia se centra en la imposible lucha por recuperar el pasado por medio de la obsesión por Daisy mujer que conoció en sus jóvenes ayeres a Gatsby y desposada con el patán y mustio Tom Buchannan.

La mansión de Gatsby se vuelve una escaparate con una sola finalidad, recuperar lo perdido. De este modo la apariencia y la pose se introducen como un personaje más en la narración. La apariencia es real en la medida en que no muestra lo que se es o lo que es; se trata de una máscara de belleza plástica que esconde lo que en realidad es. Las acciones y gestos de Gatsby hacia Daisy es una apariencia del amor que supuestamente existe. Estoy seguro que Fitzgerald sabía la mentira de Gatsby: no amaba a Daisy se amaba a sí mismo. El montaje de la opulencia como arpón del amor no sirve, es una técnica muy utilizada en nuestros días. El amor va más allá de las cosas. Sin embargo aunque las acciones de Gatsby resultan no del todo correctas, reconozco que me cae bien.

En definitiva The Great Gatsby es un fiel retrato de la decadencia humana, ocasionada muchas veces por la guerra, la cual fundamenta sus cimientos en la riqueza y sus caprichos. Tras echar un vistazo a la trágica vida de Fitzgerald el mensaje de su literatura es claro: la felicidad está en otro lugar.

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