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La historia de los transportes, de la construcción de caminos, carreteras y vialidades, da cuenta del constante deseo de superar y mejorar los diseños existentes por nuevos que ofrezcan mayores ventajas en términos de desarrollos tecnológicos y de seguridad para los usuarios.
Al parecer, en los inicios de este siglo XXI, la industria automotriz mundial está decidida a enfocar sus desarrollos tecnológicos para hacer realidad el sueño de la humanidad urbana, esos miles de millones de personas que consumen gran parte de sus vidas inmersos cada día en el tránsito, las prisas, los embotellamientos y la escasez o deficiencia de los transportes públicos.
Los desarrollos tecnológicos aplicados a los transportes pueden satisfacer de una vez por todas el anhelo de movilidad autónoma, y de esa manera resolver uno de los mayores problemas que afectan a las grandes ciudades, quizá no esté lejano el día en que los ingenieros mecánicos dedicados a la innovación automotriz sorprendan a la humanidad con sus desarrollos y propuestas.
Al parecer, precisamente es en Japón donde se está generando esta explosión de creatividad y talento puesto al servicio de satisfacer una creciente y hasta hoy desatendida demanda social; esto es, transporte seguro, cómodo, no contaminante, de bajo costo y alta eficiencia.
Se sabe que de manera experimental ya circulan por las calles de Japón prototipos de autos autónomos. Se trata de vehículos en versión de prueba que funcionan con energía solar o eléctrica y además no requieren de conductor, es decir, para que inicien el movimiento basta con abordarlos y darles la instrucción del destino en voz alta, así, el auto se encamina en la referida dirección mientras el ocupante puede disfrutar del recorrido, contestar llamadas, correos o dar lectura al periódico. Las dimensiones de estos autos prototipo son muy pequeñas, y al tratarse de vehículos altamente tecnificados son de gran comodidad y seguridad para los ocupantes; desde luego están programados para elegir la mejor ruta con rumbo al destino programado, además de evitar colisiones.
Las grandes armadoras de autos japonesas están trabajando en las posibilidades de replicar estos desarrollos al transporte masivo de manera que se extiendan los beneficios tecnológicos al mayor número de personas.
Desde luego el desarrollo y comercialización de autos autónomos supondrá grandes replanteamientos respecto a la industria del petróleo y sus derivados; la economía de muchos países y la de México en particular debe ser sensible a los cambios en las tendencias mundiales del transporte. En este sentido sería deseable que desde el gobierno se favorecieran las inversiones para construir plantas armadoras y desarrolladoras de estos nuevos autos autónomos, de manera que se prevea el grave impacto en las finanzas nacionales cuando el petróleo que México extrae del subsuelo y exporta deje de ser tan cotizado.
Los científicos abocados a esta auténtica revolución del transporte afirman que cada cinco minutos mueren 12 personas en el mundo a consecuencia de accidentes viales, es decir, existen evidencias que muestran la necesidad de migrar a desarrollos de transporte más seguros, así, los prototipos de autos autónomos que ahora se están desarrollando son cinco veces más seguros que los conducidos por alguna persona.
Sin lugar a dudas nos encontramos en el dintel de la puerta hacia una nueva concepción del transporte y las vialidades, es decir, en el inicio de la era donde los avances tecnológicos se articulan para satisfacer las necesidades sociales y ambientales y de esta manera en verdad mejore la calidad de vida de las personas.
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