Editoriales
El 10 de junio de 2010 en plena campaña electoral, el ahora gobernador del Estado, Carlos Lozano, declaró que impulsaría al mercado de trabajo, para que produjera al año unos 14 mil empleos y que además estos, serían realmente remunerados, se convertirían en empleos decentes, mismos que ayudarían a detonar el mercado interno.
En lo que respecta a la promoción y creación de nuevas plazas de trabajo, el entonces candidato, hoy primer mandatario (primer mandado, aunque él no lo sepa, se cree «la autoridad»), tuvo la fortuna de que la Nissan tenía en puerta inversiones para nuestra Entidad, proyectadas muchos años antes, y que hubieran detonado las fuentes de empleo de cualquier manera, ganara quien ganara la contienda para gobernador.
Lo anterior provocó que casi cumpla con su promesa Carlos Lozano, pues los nipones empezaron a invertir, justo cuando lo tenían previsto, coincidiendo con este sexenio, crecieron su planta armadora principal y sus filiales proveedoras, por lo que crearon empleos por alrededor de los doce mil anuales.
Pero con lo que no contaba el entonces candidato y hoy gobernador, que los japoneses ya se acostumbraron a que les oferten en México mano de obra barata, y se lucieron, no conformes con que en la planta armadora Nissan 2, no les otorgaron a sus trabajadores el mismo Contrato Colectivo que manejan en la Nissan 1, sino que ofrecieron en un nuevo contrato colectivo salarios de entre 130 y 160 pesos y mínimas prestaciones.
Llegaron a tal grado en su abuso los nipones que en este nuevo Contrato Colectivo le dieron más prestaciones al Sindicato, que a los propios trabajadores, por lo que hoy tenemos que los líderes de esa organización sindical exigieron canonjías para ellos y no para los futuros trabajadores de NISSAN 2, porque ese contrato se firmó cuando apenas iba a construirse la planta, por lo que a los trabajadores les han impuesto Sindicato, Condiciones de Trabajo y Salario, a la de a fuerza.
Por lo tanto Lozano de la Torre esta reprobado, no cumplió con su promesa de mejorar los salarios, de remunerarlos bien, de crear empleos decentes, y lo peor del asunto, los salarios que paga México son los más bajos de la Industria Automotriz, pero los que se ganan en Aguascalientes en la Nissan y sus filiales, son los más bajos de los que se pagan en México en ese sector.
Esto lo han permitido los sindicatos de la CTM que han sido muy complacientes, con los gobiernos y con los inversionistas, por su falta de compromiso con la clase trabajadora, porque el gobierno ha protegido a la CTM y les ha dado su feudo, la industria automotriz y muchas otras empresas, no para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, sino para que conviertan al sindicalismo en un negocio.
De acuerdo a un análisis de la CROM (Confederación Regional Obrera Mexicana) en base a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la evolución del salario en Aguascalientes ha registrado un paulatino retroceso, que ha deteriorado las condiciones de vida de los trabajadores y sus familias.
Mientras que en el 2005 el 78.1 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) percibía entre 1 y 5 salarios mínimos, hoy solo el 67 por ciento de este sector recibe ese rango de ingresos lo que indica una caída real de 11.1.
Este fenómeno se debe principalmente, a que no todas las empresas han incrementado los salarios de sus empleados y a que, a pesar de ser una de las entidades del país con mayores niveles de productividad en el sector manufacturero, ello no se refleja en el ingreso de los trabajadores.
Han llegado importantes empresas manufactureras pero los salarios que pagan son muy bajos de tal forma que, estadísticamente hablando el INEGI revela ese inobjetable deterioro del ingreso de los obreros y sus familias.
Por lo quesera a la población de mayores ingresos, para el 2005 era el 10 por ciento de la PEA los que percibían 5 o más salarios mínimos, sin embargo, al primer trimestre de este año, el INEGI da cuenta que ahora solo el 6.4 por ciento de la PEA percibe ese rango salarial, situación que refleja el empobrecimiento salarial de los trabajadores.
El empobrecimiento de la clase trabajadora ha sido paulatino, porque además de que recibe menos ingreso, el poder de compra también ha disminuido dando por resultado un mercado interno debilitado y deterioro en las condiciones de vida de los aguascalentenses.
Si bien es cierto se han creado numerosas fuentes de empleo, en el tema salarial seguimos estando por debajo de las expectativas del bum industrial automotriz; es algo de lo que hemos venido denunciando, y hoy el INEGI, con cifras de este año nos confirma.
Los trabajadores que reportaron menos de un salario mínimo o ingresos no estables, por carecer de fuentes de empleo bien remuneradas crecieron dramáticamente en un año.
En el rubro “No Especificado” del estudio del INEGI, para el año 2005 solo el 11.8 por ciento de la PEA había reportado ingresos inestables; a diez años, en el 2015, este concepto creció al 26.5 por ciento de los ocupados, en donde entran también el autoempleo el subempleo y otras categorías que de toda suerte reflejan el empobrecimiento de la población.