Editoriales

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Tal como hemos visto, al altísimo costo de sacrificar la real evaluación y regularización de los maestros, tuvo lugar la jornada electoral del temido domingo 7 sin mayores desmanes y contratiempos. En contienda estuvieron las gubernaturas de 9 estados y miles de posiciones de los poderes legislativos y ejecutivos locales, además de otras del poder legislativo federal.
Una vez más, el anhelo de paz y concordia que forma parte del modo de ser mexicano, solidario y fraterno, se dio cita en las urnas, acudiendo a votar, a pesar de las campañas sin propuestas y de la frivolidad de muchos candidatos.
Es de llamar la atención el triunfo sin precedente del candidato independiente a gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón. Cerca del 50% de los votos de la entidad fueron para él, de manera que con una gran representatividad asumirá esa posición, como tantas veces afirmó a lo largo de las semanas de campaña la raza paga, la raza manda. Sin lugar a dudas su persona y su imagen inspiran esperanza.
En sus declaraciones, ha manifestado en repetidas ocasiones su deseo de ser líder de “una segunda revolución mexicana”; después de una militancia en el PRI de más de tres décadas el hoy triunfador neolonés ha sido protagonista de un hecho histórico para su estado y para el país.
Desde luego, como en toda contienda electoral, la lectura de lo ocurrido en cada uno de los 9 estados, donde la elección alcanzó el nivel de la gubernatura admite múltiples reflexiones. Así se da el caso de estados donde la evolución de la democracia no ha alcanzado la alternancia, al tiempo que existen otros que, como estamos viendo en Nuevo León, los ciudadanos cansados de la decepción producida por el inaceptable desempeño de los políticos tradicionales y sus partidos, han optado por la aventura y la esperanza de un candidato independiente, el bronco, Jaime Rodríguez Calderón.
Desde la perspectiva de la renovación de la Cámara de Diputados, es indispensable que esos políticos recién electos, en el tiempo de su legislatura, que es de 3 años, en verdad reflexionen sobre la alta responsabilidad que tienen de honrar el voto que los distingue con esos cargos, y se comporten y decidan con responsabilidad social y ética personal, porque también para ellos es aplicable la reflexión del bronco la raza paga, la raza manda.
México necesita que las comisiones legislativas se integren atendiendo al mejor interés del pueblo y no al reparto del poder como si se tratara de un botín en manos de pillos una vez consumado el atraco. Por ejemplo, que sea evaluado con seriedad el asunto del salario mínimo, es inadmisible la situación de pobreza en que viven al menos la mitad de nuestros compatriotas. Los legisladores y los gobernadores electos deben proponerse objetivos realistas de superación de este grave cáncer nacional, y no acostumbrarse al paupérrimo paisaje de desolación de tantas regiones de nuestra geografía nacional.
Otro asunto de la mayor importancia tiene que ver con la violencia y el desempleo. Allí donde no se generan opciones de trabajo real, estable y bien remunerado, casi como consecuencia necesaria ocuparan esos espacios sociales la violencia, el narcotráfico y la inseguridad ampliando como mancha corruptora las regiones de este país donde se asienta y establece la desesperanza y el miedo.
Es deseable que un asunto más sea atendido por los legisladores federales recién electos, éste es el relativo al fugaz anuncio de la elaboración del Presupuesto de Egresos base cero. Ojalá se revisen con seriedad y honradez, con sentido de responsabilidad social, es decir, con ética, esos cientos de miles de rubros oscuros que integran las partidas presupuestales federales y locales, por donde se fugan cantidades millonarias del dinero que es de todos para ir a parar al bolsillo de esos servidores públicos que hacen negocios al amparo de sus cargos y que forjan fortunas de dineros mal habidos, ofendiendo al pueblo que los eligió para servir.
Los nuevos representantes recién electos para los diferentes cargos a que convocó este exitoso y costosísimo proceso electoral, tienen en sus manos y en sus conciencias, la posibilidad de escribir para este país una historia distinta. El triunfo de un candidato independiente a gobernador debe sugerir que la estructura de partidos políticos, como representantes de los intereses de los ciudadanos exige honradez y coherencia. La ciudadanía, al menos en un caso, ha mostrado que puede votar distinto, la raza paga, la raza manda.
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