Editoriales
Una vez más, el vertiginoso avance de la tecnología hace evidente sus alcances y sus ritmos, dejando rezagados los desarrollos legislativos y desde luego las imposiciones fiscales.
Afirmar que el desarrollo del derecho y la legislación ocurren siempre con posterioridad a las dinámicas societarias, casi es una verdad de Perogrullo, pero hoy esta constante sociológica está poniendo a prueba el aparato controlador y fiscalizador del Estado en una forma de hacer negocios que sin violar la ley, excluye la presencia y participación de esa ficción a la que llamamos sistema jurídico y que en múltiples actividades cotidianas es omnipresente y onerosa.
Dos bienes constituyen la aspiración y la concreción del patrimonio de las personas, éstos son: la casa y el coche. Tener una vivienda propia es la motivación más frecuente para el desarrollo de una actividad laboral de largo plazo y lo mismo ocurre con el automóvil, la posibilidad de poder adquirir un coche es otro de esos objetivos de la vida laboral que llenan de sentido el esfuerzo de todos los días.
Actualmente, en el mundo desarrollado está ocurriendo el fenómeno, desde luego apoyado en el uso inteligente y eficiente de la tecnología. Así, es posible rentar esos bienes haciendo negocio entre particulares y dejando a un lado las hasta hoy inevitables obligaciones fiscales; de manera que cuando el coche no está siendo usado, se pone a trabajar para que ese bien le produzca ingresos a su dueño, y otro tanto ocurre con la vivienda, que también puede ser alquilada por días o semanas mientras sus dueños están de vacaciones, de este modo en lugar de producir polvo, producirán ingresos, y todo esto entre particulares, sin intervención alguna del Estado y sus sistemas fiscalizadores y controladores de las actividades comerciales.
Se trata de dos plataformas y desarrollos tecnológicos que permiten a los particulares entrar en contacto abaratando los costos de uso de autos y viviendas, generándoles opciones de consumo seguras, satisfactorias y a precios tan accesibles que superan con mucho las mejores ofertas de cualquier empresa hotelera o de taxis. Lo que está ocurriendo es una verdadera revolución de los consumidores que han decidido poner a trabajar sus pertenencias cuando ellos no los usan, generándoles ingresos, es decir, aumentando la rentabilidad de sus bienes de capital.
Si miramos este fenómeno desde la perspectiva del Estado, lo cierto es que la legislación y el sistema tributario en general está concebido sobre la base de la injerencia del Estado en todas las actividades económicas vía el pago de impuestos, contribuciones y derechos; el modelo de negocio que ofrecen hoy estas tecnologías para la renta en el servicio de vivienda y trasporte entre particulares, desde luego pone en crisis no sólo a las empresas tradicionales prestadoras de esos servicios, sino al sistema tributario en su conjunto, pero en el fondo de la cuestión lo que debe llamar nuestra atención es la pertinencia de la empresa actual como unidad de negocio.
Una de las de las razones que en los inicios del capitalismo justificó la existencia y vertiginosa expansión de las actividades empresariales fue precisamente cumplir el objetivo de ahorrarle dinero a los consumidores, al ser ellas las que realizaran la concentración y la intermediación entre particulares, de manera que se abarataran los costos y se generaran opciones.
Lo que hoy estamos viendo y viviendo es el movimiento inverso, hoy los servicios de vivienda y transporte suponen para los consumidores altos costos que se ven aumentados por el pago de impuestos a que por ley están obligados tanto el prestador del servicio como el consumidor.
Tal como ha ocurrido a lo largo de la historia de la humanidad, el comercio es el motor del desarrollo y las actividades de intercambio de bienes entre particulares mueven al mundo. En la actualidad el Estado debe replantearse su vigencia y la pertinencia de sus modelos de recaudación tributaria, precisamente en una encrucijada económica que lo confronta con el desarrollo tecnológico de la así llamada revolución de la internet.
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